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ÁNGEL PADILLA NOS HABLA DE SU PRÓXIMA NOVELA. MUNDO AL REVÉS. ORIGEN |
El
mal de todos los animales es nuestra cercanía
A
finales de septiembre de este año sale editado, por Sportula, tu
novela "Mundo al revés: Origen". ¿De qué trata?
Imagina
en la pantalla de un cine un tío de espaldas silbando mientras
guisa, cortando primero con un cuchillo hacha algún tipo de animal,
la cámara hace movimientos, para ponernos nerviosos, y al final
cuando ese tipo extraño e inquietante tira los trozos lavados de lo
que cocina a una gran sartén, un zoom te hace ver que se trata de un
bebé... humano...
Ese
universo de los animales dominando la tierra, ya lo desarrollaste en
un primer "Mundo al revés", primero editada por Corona del
Sur y después, ganando el Premio Ignotus de Fantasía y Terror a la
mejor novela del 2008, bajo la edición de la editorial Parnaso.
Ahora retomas ese espacio de animales dominadores (según he leído
en muchas entrevistas tuyas, para que se vea cómo sería al revés,
y dejemos de ser de una vez esclavistas y torturadores de animales)
de humanos con esta nueva novela. ¿Qué pretendes añadir, respecto
a la anterior?
Las
otras, que no son esta porque ésta es otra novela muy distinta
aunque el espíritu denunciador sea el mismo, no contenían tanta
ira, ni tanto amor. Ni tanto oficio. No me ha sido fácil escribirla.
Hay pasajes muy espantosos, y trites, pero he tenido que poner a "mi
especie" (que no lo es, mi pueblo son Todos los Pueblos) "a
los pies de los caballos". Y éstos han tomado su venganza.
"Mundo
al revés: Origen" es la primera novela de una trilogía
animalista, compuesta por "Mundo al revés: The Best" y por
"Humanzee".
Efectivamente.
Son libros que pertenecen a un mismo hálito y fin. No obstante, son
novelas las tres que se pueden leer individualmente y sin relación
alguna de gradación argumental. Sólo les une pertenecer a un igual
furor, un mismo deseo de justa justicia. Las otras dos nombradas
finales de la trilogía, están escritas pero aún inéditas.
Me
juzgo mucho, soy mi peor pesadilla como crítico de mí mismo, pero
con estas entregas considero que estoy ante podría decirse de lo
mejor que he hecho con la inventiva en beneficio de mis pueblos, de
los animales humillados y reos de un animal vestido que se cree el
rey del cosmos y no es más que un autista de la belleza, cada vez
más odioso porque con su soberbia, egoísmo y sobre todo con su
cobardía, nos va a llevar a todos -ya lo ha hecho- a un ígneo
callejón.
Tu
activismo en el movimiento de liberación animal es constante, ¿cómo
ves dicha lucha actualmente?
La
mayor parte de la gente que cree luchar por los animales no lo hace
en verdad. Sólo hay ínsulas de verdaderas y verdaderos salvajes al
servicio de la revolución más importante de todas las eras. El
resto son sólo ciudadanos jugando a ser terribles. De momento no hay
revolución alguna, ni tan siquiera conmoción. Los apátridas, los
salvajes, buscamos pares que sepan que para liberar a los animales
primero hay que destronar todas las pirámides del sistema. Y lo
están haciendo al revés, entran a todos los templos orando y
rogando. Como dijo Rosa Más en una entrevista, "la lucha por la
liberación animal ha de desafiar al poder", y eso, masivamente,
no se ha producido, sólo en pequeños estratos, en tanto la mayoría
cree que para lograr beneficios para los animales debes estar a bien
con el poder. Jamás dejarán de ser esclavos cerdos, patos, bueyes,
carneros, caballos, si no hay levantamientos altos en dolor y
desesperación de reo como el que hubo hace poco en Australia, y
peores. Debemos sentir como si una herida común nos rebosase de
sangre la boca, como que vamos a morir si no salimos a la calle y
atronamos el mundo, que nuestro grito ponga contentos los mares,
porque por fin hemos llegado. O nos convertimos en un buen problema o
no estamos haciendo nada.
De
pequeña me llevaron a un zoo donde había un gorila enorme en una
jaula que a mí, con sólo seis años de observación en este mundo,
me pareció pequeñísima. Recuerdo que se lamía una herida que
tenía en la muñeca. Pero sobre todo recuerdo su mirada. Lo sentí
triste. No tuve que imaginarme dentro de esa minúscula jaula para
entender que él no tenía que estar ahí. Me lo dijeron sus ojos.
El
peor invento del desnortado animal humano es la reclusión. Ese
gorila que viste era la muerte, quien vive encerrado mucho tiempo,
una buena mañana despierta y ya no es él, ya es la muerte,
molecular, mentalmente. La locura y la muerte. Eso lo sabe el humano
y sigue confinando inocentes. No tienen perdón. La única respuesta
que habrá se producirá el día de las liberaciones masivas, ahí
verán sus reos, sus fantasmas en verdad, sabrán qué hicieron no
sólo con sus vidas, sobre todo con las de otros, y puede que allí
despierten al fin, pero ¿será ya demasiado tarde? No lo sé. Veo,
siento, una de mis más grandes y verdaderas visiones es una debacle
mundial cuando seamos tantos que podamos coordinarnos para abrir
todos los claustros. Eso detendrá el mundo. No lo hará otra cosa.
Ese día marcará la nueva era, desintegrando toda la farsa y
llevando la verdad a la arriada de la única bandera, lo alto de
todos nuestros cielos.
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MUNDO AL REVÉS. ORIGEN |
Los
llaman "los sin voz" y lo correcto sería llamarnos a
nosotros "los que no saben oír". ¿Cuándo crees que
dejamos de entender lo que los demás animales nos cuentan?
Nuestra
memoria atávica nos indica qué dice cada animal, eso lo sentimos
todos. Que luego se quiera obviar toda esa certeza, se hace, por
egoísmo. Sea como sea, me ciño a las palabras pronunciadas por la
activista Mary Pérez en un flamante discurso en Argentina al final
de una manifestación: "los animales ya no pueden esperar, no a
que evolucione el pueblo, los jueces, su libertad no puede depender
ya de eso". La liberación urge, y es para ya. Mi amigo el poeta
anarquista Jesús Lizano, que fue filósofo pero sólo duró unos
días de profesor porque aprobaba a todos los alumnos y se iba con
ellos no a dar clase sino a charlar por los jardines, resume nuestro
mundo con esta situación medular: "dominantes y dominados",
en toda época. Se dominó a la mujer, por el hombre (esta situación
aún persiste, al menos en intención; en algunos países, de facto
completo), dominadores blancos sobre hombres y mujeres negras. Los
dominados y burlados de siglos, y basta ya, son los animales no
humanos, porque el humano insiste en considerar al resto de los
animales propiedad suya sobre la justificación de que no poseen la
razón, esto sería: ¿que no pueden entrar a un Estanco a pedir un
Ducados rubio? ¿Que no se alistan como militares? ¿Que antes que
entrar a una mezquita prefieren ascender un camino de campo hasta
llegar a un río y pasar la tarde en su orilla? La desvergüenza, a
día de hoy, para sustentar la esclavitud de los no humanos, el
sernos propiedad, para usarlos a las más variadas conveniencias, es
en tal calibre mentirosa que no hay debate alguno. En lo que dice el
pájaro cantando desde la alta rama hay más que en todos los libros
de poesía. Yo ya sólo me uno a los rebeldes y a las guerrillas para
el campo. Si no quieren escuchar, ya haremos que lo hagan. Reniego de
mi (falsa) condición humana. Yo soy un animal.
¿Qué
le dirías a alguien que te dice que se ha concienciado, que siempre
ha sentido amor por los animales, que quiere proteger el planeta,
renovarse y dar lo mejor de ella, que va a adoptar el veganismo...
pero que será a partir del lunes porque aún tiene el congelador
lleno?
Que
se vaya a Disneylandia y se fotografíe con Mickey levantando los dos
las patas, porque ya no me hacen gracia las ironías de los que saben
que hacen mal. Y ya no pierdo el tiempo con aquellos que, de hecho y
palabra, proyectan las vidas más horrendas para mis defendidos, y
sus muertes, para sus gulas. Uno no adquiere la ética de a pocos, no
estás en contra de la violencia machista para el lunes, o de la
pederastia para septiembre coindiciendo con el retomar de la dieta
adelgazante y la compra del primer fascículo de "Motocicletas
de época". La ética es algo grave, sobre todo si proviene,
como todo lo que nos ha hecho evolucionar, de la ley natural, no de
la positiva, que es servil de cada época.
Salimos
a la carretera temiendo ver un camión lleno de animales camino al
matadero. Sin la contaminación creciente, sin demanda, dejarían de
rodar esos camiones llenos de inocentes.
Es
de las imágenes más tristes que uno puede contemplar por los
extrarradios de estas ciudades vacías de alma, esos camiones.
Recuerdan, son lo mismo, a los trenes que llevaban a los judíos a
los campos de Dachau, Mauthausen... Los conductores son los mismos
que conducían aquellos trenes. El Holocausto animal es conocido por
todos, ahora con las redes nadie puede alegar no conocer qué esconde
tal industria de explotación y trata de inocentes. ¿Sabes lo peor,
lo que más me indigna? Yo también viví engañado hasta que vi la
verdad. Pero cuando me informé, di el paso y ya llevo 23 años
siendo vegano. Me molesta mucho cuando alguien es informado
debidamente y dice que no le importa, que por esto o por lo otro
seguirá comiendo animales. Para mí esa es una forma de nazismo, y
para muchos otros también lo es, no soy el único que así lo
siente. Una legión oscura numerosísima, que conforman La Demanda, y
que por su culpa mueren billones de inocentes. La Demanda ya sabe,
gracias al último informe de la ONU, que la ganadería intensiva es
aún más contaminante que los vehículos rodando, ha urgido a dejar
de comer animales, pero a La Demanda le da igual, busca un sabor,
mataría por ese sabor.
¿No
crees que en toda organización que trabaje por los derechos de los
animales no humanos debería haber en la entrada una bandeja con un
cartel que diga... "por favor, deposite aquí su vanidad y su
ego. Gracias"?
De
ser así estaríamos ante un animalismo compacto, integral e
inteligente.
Lo
cierto es que asistimos a una parálisis en la lucha sin parangón.
Todos esperando a la corneta que anuncie la próxima manifestación,
pacífica, eso sí (se indica siempre). Performance o similar,
pacíficas. Y hay que hacerse muchas fotos de camino al acto,
selfies, somos animalistas. Sonríe.
Mientras
tras barrotes millones de ojos esperan, no saben a qué porque sólo
han conocido el hacinamiento y la desesperación, pisando sus heces y
orines esperan, esperan.
¿Cuánto
has llorado por ellos? ¿Cuántas noches te ha podido la angustia y
has deseado no andar más por este mundo que asesina a los tuyos?
A
veces he leído en las redes mensajes de gente que se despide
temporalmente, tanto de las redes como de la lucha (son una misma
cosa, la lucha se prepara por las redes), y a éstos se les suele
decir: te entiendo, a veces hay que desconectar, descansar y volver
con más fuerzas. Jamás he sentido deseo de apartarme "a
descansar". Dejaré hasta mi última gota de sangre en esta
lucha, cada día de mi vida. ¿Que me agoto? ¡Por supuesto! No hay
guerra que sea agradable a nadie, pero mientras tantos y tantos
corazones orando desde Infiernos dependan de nuestra fuerza de acción
y palabra, yo debo marchar fuerte y sin descanso. ¿Lloro? Tantas
veces... Pero en la intimidad, sólo mis más íntimos me han visto
llorar. Frente a las milicias de la hierba, al lado de amazonas y
guerreros, aprieto los dientes y sonrío como una bandera. Mis
tobillos no están sujetos por argollas, soy un privilegiado. Las
víctimas en este planeta son otras. Que tomen mi pluma y hablen
cuanto quieran, mis piernas son suyas para realizar cualquier acto
que decidan para su manumisión.
Hace
unos días me salió de paseo la niña observadora que era... Llevaba
a los perros a darse un baño a la playa permitida para ellos y
caminábamos por un terreno lleno de piedras. Ellos descalzos. Yo, la
humana, no. ¿Sabes cuál es la prueba definitiva de que esta Tierra
es más de ellos que nuestra? Pues que ellos no necesitan proteger
sus pies para pisarla y nosotros Sí.
Necesitamos
gorras para el sol, guantes para el frío, andadores cuando somos
ancianos. No sabemos andar sin adultos cuando somos niños, si no se
aprende la cultura de los libros de las ciudades, se aparta a dicho
animal humano con la denominación de "analfabeto", aquello
que antaño Rousseau denominó "el buen salvaje".
Decididamente no pintamos nada aquí. Somos herederos y reparadores
de un laberinto de paredes concéntricas que marean y paralizan.
Bolsonaro
lleva zapatos. Y Trump, y el coreano pirao de los prismáticos. Los
indígenas y animales, lilas y secuoyas que están siendo abrasadas
por La Demanda, no. La Amazonía, en llamas; Africa en llamas, no
llevan calzado. Los zapatos sólo han generado dolor, con ellos el
humano se creyó más alto, entonces fue cuando comenzó a delirar,
el atuendo lo transformó; ahora no sabe lo que es.
¿No
crees que la inmensa mayoría de los problemas que acorralan a diario
al sapiens se deben a esa desconexión, a ese "necesitar
zapatos"?
Por
eso aparece en la portada de "Mundo al revés: Origen", el
animal que va a comer, como delicatessen, una cabeza humana al horno,
tal animal vestido de traje chaqueta impecable, camisa bien planchada
y corbata. Es una parodia. En estas ciudades somos "lo que se ve
de nosotros", yo veo fantasmas elevando ropas que caminan, sin
nadie dentro. Lo que teníamos de bello, de natural, de verdadero, ya
se fue. Sólo hay locos, por allá un jersey Adidas flotante, por
aquí un vestido de De la Prada cruzando un paso cebra, sin cabeza.
¿Te
imaginas que a las tribus originarias que aún quedan, les llegasen
las tendencias de moda y las siguieran? Imposible. Eso resume dónde
estamos y qué vemos: una psicosis cada vez más irrefrenable. Un
pandemonio donde las pocas y pocos que despertamos en mitad de la
pesadilla pensamos: Diablos, esta parece una de Stephen King.
¿Qué
le dirías a un vegano que "siente tentaciones" o "teme
recaídas"?
No
creo que exista eso. Nadie tiene miedo de tornarse un criminal o un
violador de ancianos, a no ser que se padezca algún tipo de
transtorno. Quien refiera esa situación no tiene sensibilidad animal
alguna, no la ha alcanzado. Se es ético o no se es. Pero sí, hay
muchas personas que refieren cosas así, nunca les creo. Si decides
no comer vidas, esclavas y humilladas por tu gula, lo decides para
siempre.
¿Podrías
poner un poco de luz en esa parte tan en penumbra del camino de un
niño que va desde el punto "mira, qué pollito tan bonito"
hasta el punto "o te comes el pollo o no te levantas de la
mesa"?
La
luz sería la que debería mantener al pollo alejado de nosotros,
entre la paja fresca y bajo un cielo sin humanos. El mal de todos los
animales es nuestra cercanía. Si los padres quieren que los niños
vean animales, hay suficiente bibliografía sobre ello, con fotos e
información de éstos en libertad; por favor no aquellos libros,
típicos por desgracia, donde se enseña a los niños sobre animales
en "el Zoo" o "en la granja". La imposición, el
marchamartillo, es la práxis y éxito de todos los fascismos. A los
animales no hay que amarlos por su belleza, tan sólo hay que
respetar sus vidas y dejarlos en paz. Tanto los padres que educan a
sus hijos llamando a los perros "guauguaus" como los que
presentan a los cerdos troceados cocinados en la mesa, se equivocan.
No ha habido todavía una cultura real, hasta que no se conozca la
realidad de nuestros compañeros de planeta, el resto de las naciones
animales. Si la suerte te permite ver un toro pastando libre en el
campo, lo más probable es que el toro, al barruntarte a lo lejos,
comience a alejarse de ti. Los animales libres ni nos necesitan ni
nos quieren. Se bastan en sus especies, como nosotros deberíamos
hacer como especie sin usar a las demás. Casi todo en el universo
humano es una gran estafa. Vivimos en la peor de las sectas. Hay que
escapar de La Demanda. Hay que denunciar a La Demanda. Destruirla.
Para que detenga sus máquinas de destrucción total.
Somos
las únicas y únicos capaces de salvar el planeta. Y no habrá otra
oportunidad.